INSCRIPCIÓN
Por: Alonso Quintín
Mi pueblo de malba y mejorana
tiene aromas de guayabas y de yátagos;
sabe a amasijo y a copla buragueña
tiene el candor de virginales causas.
Mi pueblo traza caminos de herradura
con jirones de ruanas y alpargatas;
y en los pliegues de una muselina
danza un sueño sensual de serenatas.
Mi pueblo tiene aromas de trapiches y caneyes
sueña balcones de arcádicas pasiones
y en un corazón de de bugavilias y azafranes
cuelga el tiple en secreto sus amores.
Mi pueblo se repliega con tesón a la montaña
y despierta con oraciones de jilgueros.
quién pudiera en los cantos de sus héroes,
guardar por siempre el clamor de los abuelos.
Pueblo de plenilunio y verticales armonías
de violines encantados en cumbres invioladas
con vuelos de águila haciendo crucigramas
en cielos vaporosos teñidos de campanas.
Pueblo de místicos arreos y divinas esperanzas
donde Dios se recrea en la suave veneración de los trigales.
Este texto debió leerse en las pasadas festividades por la reina de Huertas. De algún modo las palabras perduran, después de esos días y noches convertidas en abrazos y empinadas alegrías.
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