jueves, 16 de enero de 2014

LA SOMBRA DEL GUERRERO






LA SOMBRA DEL GUERRERO


En “Los Hortigos” se alza
  la leyenda de Felix Sandoval;
dicen que podía aparecer
en dos sitios a la vez.
Junto a la imponente casa
cercada por vientos eternales,
al arrullo de chirimoyas y guánabanos,
una piedra musgosa y gris,
esconde el gran misterio;
allí aparecía y desaparecía
ese guerrero de atrevida faz,
encantador de mujeres,
terror de los ejércitos.


La noche era propicia,
la brisa reía en los cañadulzales
y la luna llena,
cuchicheaba entre las hojas.
Juán Crisóstomo Puentes
y Raymundo Vásquez
llegaron a la piedra
entrada de la guarida
del héroe de la guerra
de los mil días, Felix Sandoval.

Los intrusos, develar quisieron el misterio,
pero cada vez que lo intentaban,
se oían golpes de martillo al otro lado,
como si trajeran quejidos de otro mundo.
A cada intento más golpes y quejidos,
arenas de lamentos, rescoldo de emociones.
Por ahí desaparecía Felix Sandoval,
como si tuviera pactos con el más allá.
Asustados de tantos lamentos encontrados,
huyeron a la casa del “Juncal”.

A Raymundo le fue asignada una alcoba,
con aldabas y cerrajes
pero al apagar la luz de los pabilos,
la puerta se abría con vientos y quejidos;
de nada valían el credo
y el “Padre nuestros que estás en los cielos”,
la puerta volvía a abrirse a empellones
y quejidos de ultratumba.
Fue necesario decir: “No volveremos”
para que todo se calmara.


Los presagios de la noche
y los misterios del guerrero aquel,
se evaporaron en los sauces;
los cantos de los búhos,
se perdieron
en las tétricas aguas del silencio



No hay comentarios:

Publicar un comentario